viernes, 25 de noviembre de 2011

prólogo


Prólogo

Iris Dalarás, nacida en Europa, vive junto a su pequeña familia formada por dos personas en una preciosa villa situada un remoto valle de algún misterioso condado del mundo...
La muchacha se dejó caer sobre su nuevo cubrecama con el ordenador portátil aun sobre sus piernas, desistiendo del intento de que su trabajo de final de curso sonara al menos un ápice interesante. La villa preciosa en la que vivía Iris estaba situada en el pueblo de Sparta, y éste a su vez en el poco misterioso condado de Alleghany (Carolina del Norte).
Todo el mundo la consideraba estudiante modelo, hija modelo, novia modelo... Lo único que ella se consideraba era una mentirosa modelo.
Ocultaba a todo el que conocía que sufría alucinaciones a diario, que cerraba la puerta de su habitación cada noche desde niña soportando a solas el pánico que le causaban sus pesadillas para que, ya entrada la noche, nadie escuchara sus constantes conversaciones con un ser que no tenía demasiado claro qué o quién era. Se hacía llamar Morfeo, y solía escuchar su voz, sus consejos, sus anhelos.
A Morfeo le había confesado sus mayores temores y sus apreciados recuerdos, sus más allegados sentimientos... Pero para ella siempre había sido una melodiosa y tranquila voz, una agradable conciencia en mitad de un paisaje antiguo que nunca había conseguido recordar por mucho que le saliera humo por las orejas cada vez que lo intentaba. Había llegado a ignorar a Morfeo, a achacarlo como un "amigo imaginario" ya demasiado duradero para sus 17 años, a acusarlo directamente como el producto de la alucinación de una muchacha perturbada, con alguna enfermedad psicológica.
Jamás había visto el aspecto de su curioso amigo nocturno, por supuesto no hasta aquella noche.

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En brazos de Morfeo/Maribel Martínez Serra